Hacia la revolución del análisis: la sistemática ante los fenómenos criminales de máxima hibridación

Se nos olvida que la formación del analista consiste en unir ahí donde los elementos parecen separados y separar donde aparentan estar unidos, con el propósito de observar el funcionamiento de un sistema que queremos fortalecer o debilitar. Cuando olvidamos nuestra misión como capacitadores que habilitan técnicamente a profesionales del análisis, también solemos convertir a las herramientas en el centro de nuestras teorías y métodos, cuando son sólo parte de un proceso, de un conjunto con distintas aplicaciones a los escenarios de hibridación criminal.

En los últimos años, he dedicado mis trabajos a crear una teoría metodológica para el analista de los fenómenos de hibridación criminal, invitando a mis discípulos a que perfilen organizaciones criminales y no sólo unidades individuales del delito. Lo que intentamos es convencer de que se requiere avanzar hacia un análisis sistemático, no sólo sistémico, menos aún, individual o unitario, que nos ha llevado a encasillar fenómenos delictivos y casos de hibridación en categorías restrictivas, limitadas y prejuiciosas.

Cuando la escuela positivista superó el enfoque natural, mágico y racional, cambiando la influencia de Augusto Comte por la de Freud y la sociología crítica, el enfoque de las teorías de la conducta encontró una categoría de análisis llamada “serialidad” a partir de los casos de asesinos que tenían un patrón conductual semejante. Hasta ahora, cada vez que analizamos algún fenómeno de interés criminal en apariencia no asociado a ningún grupo, decimos que tiene ciertas características psicopatológicas y presuponemos que ese es su único análisis válido.

Algo similar ocurrió con las agrupaciones delictivas, cuando los grupos criminales pequeños crecieron, pensamos que la mafia, secta o pandilla se habían convertido por su número y tamaño en un cártel, solamente porque fue el concepto utilizado en el juicio sumario contra el narcotráfico colombiano en los años 90s. Entonces, lo que nos permitiría tipificar penalmente a distintos individuos cometiendo similares delitos parecía solucionar lo punitivo y terminó por reducir el análisis hacia una idea simplista basada en una estructura piramidal en cuya punta de dicha pirámide se encuentra el capo.

Bajo este desentendido fuimos dando tumbos analíticos, optando primero por ir tras los capos, pero olvidando que esos primeros grupos grandes del narcotráfico que llamamos cárteles estaban conformados por estructuras cuasi primitivas como son la mafia (familia criminal basada en la figura paterna) y el clan (basado en los lazos entre hermanos). ¿Qué resultó de esto? Cuando se capturaba un capo, lo sustituía su descendencia.

Perfil del analista sistemático

Es muy obvio que el analista tiene que ser más inteligente, intelectual y hasta procesal que quien tiene un pensamiento automático promedio, pero lo que no es tan evidente es la necesidad de un analista sistemático que será el conjunto de todas las anteriores escuelas de análisis, pero con un enfoque en sistemas, procesos y entornos observados en una sociedad hibridada por el crimen y la violencia extrema.

Nuestra propuesta es avanzar del pensamiento automático al lógico, luego al crítico, después al analítico-estratégico y prospectivo, para finalmente llegar a lo que hemos prospectado como análisis sistemático.

Para llegar al analista sistemático necesitamos conocer y explotar más la escuela prospectiva que aún no ha sido abordada a profundidad en sus múltiples herramientas técnicas para el análisis de escenarios, particularmente lo que nos aboca, los escenarios delictivos híbridos.

Los siguientes libros que he estado retardando en su publicación para afinar teoría, metodología y técnica, tratarán sobre el siguiente nivel de análisis sistemático. Sobra decir que lo que es útil para las áreas de análisis de Inteligencia, mejora los procesos analíticos en cualquier otra disciplina donde se busque aplicar.

Para lograr establecer una escuela de análisis sistemático tenemos que conocer y dominar lo propuesto por las anteriores escuelas tanto positivistas como conductuales, pero sobre todo, potenciar el dominio y conocimiento de la escuela prospectiva estratégica con todas sus herramientas de anticipación de escenarios a través de las teorías de la elección racional y teoría de juegos, para entender el funcionamiento de una estructura organizativa con sus probabilidades frecuentistas y, finalmente concluir en el análisis sistemático que comprende esos escenarios como sistemas perennes, cuyas redes dependen de vínculos predecibles, anticipables.

Además de Max Weber y Hannah Arendt, los teóricos nunca antes mezclados para dar como resultado un mix único que mejorará la tecnificación analítica –no se confunda con tecnología– se basa en lo que hemos obtenido de autores como Niklas Luhmann, Mario Bunge, Edgar Morín, Gilbert Simondon y hasta Henry Mintzberg.

Estos autores tan distantes tienen en común la observación de sistemas unidos por vínculos que son la redundancia de lo que se conoce como comunicación. Lo que nos lleva a preguntarnos: por qué y cómo es que estamos saturados de información violenta que, en algunos casos, logra convertirse en vínculo criminal dentro y fuera de un sistema.

¿Por qué analizamos tan aislados de semejanzas a un Ismael Zambada de un Marcial Maciel? La respuesta inmediata sería que evidentemente son muy distintos, pero lo decimos sin realizar un análisis sistemático de lo que sí los hace comparables en términos de hibridación criminal.

La respuesta automática corresponde a las escuelas anteriores que necesitamos redimensionar: una escuela nos diría que uno es un perverso psicópata y que el otro es líder o capo de una organización delictiva. Esta es una respuesta superficial y anti sistemática, pues en el análisis de uno pusimos énfasis en el sistema y en el del otro, destacamos su individualidad psicopatológica, lo que no significa que a uno le sobre y el otro carezca de sistema; o que a uno le sobre psicopatía y el otro no tenga o le falte más. Lo que nos indica es que a uno lo vemos tan extraído del sistema que parece ajeno a éste, mientras que al otro lo vemos como centro del mismo, lo que tampoco es tan acertado, sino encasillado y restrictivo.

La sistemática no desecha ninguna escuela, las integra, pero reclama que detrás de cada análisis restringido hay un sistema inobservado aún que tenemos que considerar más relevante, porque los sistemas llegan a auto reproducirse hasta hacerse miméticos en la hibridación del mundo criminal.

El analista sistemático sabe que los sistemas cohabitan en un entorno similar y que éste retroalimenta el sistema observado, al tiempo que cuando un entorno enmarca a un sistema, la hibridación ha logrado una mezcla que hace cada vez más difuso el límite entre sistemas, así como entre sistema-entorno.

Es importante entender algunas reglas para entrenar un pensamiento sistemático:

  1. Todo sistema es un conjunto de información que busca propagarse y protegerse a través de la comunicación. Los sistemas criminales se hibridan porque están constituidos por relaciones y vínculos con disposición a comunicar información o a protegerla.

  2. Un sistema es un conjunto distinguible de su entorno porque convirtió las relaciones estructurales en vínculos, los cuales posibilitan cambios o ajustes en adaptación, oscilación y autorregulación. Los sistemas criminales pasan de un estado a otro, de una actividad delictiva a otra, siguiendo este proceso.

  3. Cuando un sistema cambia de estado o extensión, genera un vínculo estabilizador y un funcionamiento delictivo distinto, ya sea procesal o expansivo, llamado propagación.

  4. El terrorismo visto como proceso y no como sistema –aunque también lo sea–, es el máximo propagador de la violencia extrema, por lo que procesalmente se encuentra en casi todos los sistemas criminales, aunque éstos no sean considerados sistemas terroristas.

  5. Los sistemas que contienen estructura y organizaciones criminales se hibridan para entrar en otros sistemas y propagarse (un coadyuvante del proceso de hibridación delictivo es la corrupción, pues acorta el tiempo de recuperación del sistema invadido para entrar en cambio o ajuste de manera más rápida).

  6. Los entornos de sistemas que contienen estructura y organizaciones criminales son la máxima hibridación de otros sistemas (culturales, políticos, económicos, tecnológicos, psíquicos, etc.), incluidos los sistemas criminales. Tanto se han hibridado, que los límites que permiten distinguir el sistema de su entorno se han desdibujado hasta convertirse también en parte del contexto, donde solamente se pueden distinguir zonas de mayor o menor influencia, pero que generan espacios en los cuales estos sistemas cohabitan y generan procesos temporales de autorregulación, adaptación, oscilaciones y ajuste de nivel.

  7. El contexto social y sus subsistemas integran el proceso más amplio de hibridación del que surgen sistemas criminales después de un tiempo de recuperación variable.

Esta es la base de la revolución del análisis sistemático al que llegaremos durante las capacitaciones en este Centro Nacional de Estudios sobre Terrorismo y su Financiamiento (CNT), que busca consolidarse como pionero en todos los campos de análisis sobre las preocupaciones regionales de hibridación criminal, incubación y delito complejo.

Yuriria Rodríguez (05/ Sep/ 2025), México