El terrorismo que viene es la sustitución de la guerra
Urge replantear antiguas definiciones en una era donde lo único que prevalece adaptándose a la violencia política es un terrorismo con dimensiones bélicas; lo demás no volverá a ocurrir en largo tiempo, al menos no mientras las economías de las naciones estén tan deprimidas que no puedan emprender una guerra con la infraestructura de campaña que representa una costosa inversión. Es importante aclararlo, porque cada vez que algunas potencias se atacan y amenazan, surgen los temores globales de una tercera guerra mundial que no llegará.
Lo que viene es un periodo de ataques a blancos occidentales en Oriente Medio. El terrorismo que opera desde Irán comenzará a atacar a los aliados de Estados Unidos en Irak, la India, Pakistán, Egipto y otros países próximos.
Como Hezbolah es una agrupación terrorista que también es partido político oficialmente liderado por el Ayatola, se supone que obedecerá el cese al fuego como las órdenes de ataque que de él provengan, pero esto ocurriría en el caso de que el líder religioso fuera la máxima jerarquía de las organizaciones terroristas en Irán, algo de lo cual no podemos estar seguros, pues muy probablemente sea al revés, la cúpula de ésta organización sea quien le gire órdenes a él.
Dado que Hezbolah no suele atacar blancos occidentales en Occidente, salvo algunas embajadas como ocurrió en Buenos Aires en 1994, es Hamás quien tiene el repertorio del terrorismo internacional para orquestar algo en países occidentales. Por lo tanto, la segunda fase de ataques se puede esperar en eventos masivos o en lugares concurridos en países como Israel, Estados Unidos, México, Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania y España, por mencionar algunos posibles objetivos.
Lo que Irán y Estados Unidos han tratado de evitar es el terrorismo geopolítico de su predecible enfrentamiento sin intermediarios, pero tras el ataque de Israel a Irán, se va haciendo más inminente que la política de Trump para evitar guerras frontales es la sanción económica de las designaciones terroristas y la persecución de células criminales específicas.
Tampoco hablamos de Estados como hacen los internacionalistas, tanto Irán como Israel, están siendo controlados por organizaciones criminales o violentas como Hezbollah y el Mossad. Si Hezbollah tiene un comportamiento de partido político y también de agrupación terrorista, el Mossad es una agrupación secreta y sectaria extremista que, para atacar, utiliza estrategias terroristas. En este análisis nos abocaremos a perfilar comportamientos terroristas.
Estados Unidos está a muy poco de entrar en el escenario central dominado por Hezbollah y Hamás, pero también por ISIS y lo que queda de la milicia de Al Qaeda, así como de las milicias kurdas y balcánicas. Veremos si Trump, con su política criminal difusa, logra evitar que su territorio y el de sus aliados sea atacado por el terrorismo.
Lo que viene es el comportamiento criminal de un terrorismo ecléctico. EU trata de activar todos los frentes al mismo, en esa plataforma México es visto como una extensión más en su propia conducta terrorista, la cual ha permitido el alojamiento y los vínculos del terrorismo transnacional y palestino con los cárteles de la droga mexicanos. Mientras, el objetivo del terrorismo internacional se aproxima: el Mundial de futbol 2026.
Los primeros objetivos para Hezbollah y Hamás serán los aliados de EU que están próximos a Irán en Oriente Medio, sin embargo, los ataques pueden escalar rápidamente hasta llegar a los aliados occidentales. Un conflicto terrorista prolongado aumentará las posibilidades de ataques en la justa mundialista.
Si se piensa que el escenario surgió de la nada, es impreciso, todo estaba en una agenda remota pero latente, la muestra está en las designaciones de los cárteles del narcotráfico como terroristas. Tampoco se puede suponer que disminuirá la tensión en materia de seguridad hacia el Estado mexicano, será a la inversa, esto complica aún más la relación entre los gobiernos de Estados Unidos y México: ahí está la prematura guerra no sólo económica de los aranceles y las remesas, sino también la investigación en contra de entidades bancarias.
La política criminal de Trump que designó a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, lejos de ser desmedida, se quedará corta en correspondencia a las amenazas que se esperan, para empezar: el Mundial de futbol 2026 en sede compartida es el objetivo evidente del terrorismo islámico, pero con esta confrontación en Irán, aún si se respeta políticamente la tregua, el magno evento deportivo quedará sumamente expuesto y tendrá que ser más vigilado que nunca.
Las organizaciones criminales más poderosas a nivel geoestratégico en esta fase son Hamás, Cartel de Sinaloa, Cartel Jalisco Nueva Generación, la Mara Salvatrucha y Tren de Aragua. Sin embargo, Hezbollah, Hamás y las milicias regionales, tienen su acceso principal por la ruta de Irán, incluidos también los milicianos kurdos y balcánicos de fuerte influencia rusa.
El etnocentrismo extremista de Hezbollah y Hamás
Hezbollah tiene raíces ideológicas etnocentristas al igual que Israel, pero es el grupo más extremista surgido de éstas: conforme fue avanzando dentro de las muchas milicias del movimiento palestino, fue Hezbollah el resultado de su máxima radicalización, por lo tanto, la ideología cumple la función de ser válvula de escape o evasión de la violencia, sin embargo, con el triunfo ideológico del populismo, el factor ideológico funcionó como un mayor detonador de odios y violencias terroristas.
Al respecto hay mucho que estudiar, pero lo que nos interesa por ahora es saber si Hezbollah aún tiene raigambre social como para que sus seguidores y miembros vean en el etnocentrismo algo que se confunde con nacionalismo y revolución, y si aún hay un potencial ideológico en su estructura, también sería clave saber si será capaz de cambiar su comportamiento de ataque como para ser por sí solo una amenaza en estos tiempos.
Sin embargo, parece que ese lugar lo ha tomado Hamás, quien sí ha demostrado ser capaz de atacar y sorprender en épocas de mayor violencia, sin tener que recurrir a otras organizaciones aliadas.
En Hezbollah existe un sector que sigue siendo muy ortodoxo y, por lo tanto, muy doctrinario en cercanía con el Ayatola, pero no se sabe aún si tendrá las mismas consecuencias de impacto regional o global que tenía antes, por eso resulta un objetivo inocuo para Trump, pues no implicaría mayor impacto que el de un grupo reducido, no conocemos si hay un clamor popular que lo respalde, o más un hartazgo social que lo termine de aniquilar políticamente. Lo que tendría que ocuparnos es saber cómo Hezbollah opera en México, pues si quisiera afectar a la región Norteamérica, es en este país donde tiene toda la estructura para hacerlo.
Tan sólo en 2012 se detuvo una importante célula de la agrupación en la Ciudad de Mérida, Yucatán, mientras que, en el 2024, fue detenido un integrante de la organización en la frontera de El paso, Texas: el extremista venía de México y tenía planeado elaborar una bomba que haría detonar en New York.
El respaldo iraní, así como el interés de Trump en ir por el Ayatola Ali Khamenei, es más propagandístico que operativo. El perseguir líderes terroristas es igual que anunciar las designaciones y encontrar que Nemesio Oseguera está en la lista, no terminará con el fenómeno, pero sí revela los intereses de Estados Unidos; en cuanto al líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, al menos ya no se podrá especular sobre si está muerto: EU lo quiere, por lo tanto, está más vivo que nunca.
Hace mucho se acabaron los tiempos de dominio de las mafias italianas y de los cárteles colombianos, incluso los combos brasileños de las favelas están trabajando para alguna de las organizaciones criminales transnacionales del terrorismo yihadista y del narcotráfico mexicano. Esta visión de amplio espectro se acorta si no se es capaz de prevenir las potenciales alianzas entre narcotráfico terrorista y terrorismo internacional, menos aún, si no se puede reconocer la acción terrorista en el narcotráfico, así como el tráfico de estupefacientes del terrorismo.
A diferencia de lo ocurrido en Irak, sobre el supuesto programa de armas químicas y nucleares que resulto en un fracaso para la Administración de George Busch, al acusar al gobierno iraquí de poseer esta industria armamentística, argumento central para sostener su invasión en territorio iraquí después del 9-11, en el caso de Irán hay una larga historia de industria nuclear bélica, pero Irán no es Irak, los iraníes forman parte de una nación que llegó a ser potencia en Oriente Medio, Irak es un país con menor desarrollo, ahora en alianza con EU.
El extremismo iraní es doctrina, no revolución, los terrorismos revolucionarios fueron anti sistémicos, como las Brigadas Rojas en Alemania o incluso, como el largo movimiento revolucionario y terrorista del IRA irlandés que, al igual que el palestino, tuvo distintas etapas, pero los extremismos de Irán están marcados por una mezcla de marxismo, antiguo populismo y fundamentalismo monárquico que mantienen su esencia doctrinaria ya sin la monarquía del Sha, para remplazar este régimen por uno muy similar en la figura mesiánica del Ayatolah Jomeini.
El terrorismo nos muestra el dilema de la democracia: donde la tiranía elegida es válida y la tiranía impuesta por la herencia o por otra designación que no surja del clamor popular es considerada nociva, aunque las dos sean tiranías.
El terrorismo clásico al que se debe Hezbollah tiene esta influencia doctrinaria ideológica de masas, con una apariencia de férrea voluntad popular, tanto que, incluso Michael Foucault llegó a convencerse de la rebelión iraní: “Entre las cosas que caracterizan a ese acontecimiento revolucionario, está el hecho de revela y pocos pueblos lo han podido lograr en la historia una voluntad absolutamente colectiva. La voluntad colectiva es un mito político con el que los juristas o filósofos intentas analizar o justificar instituciones, etc.; es un instrumento teórico: la voluntad colectiva no se puede ver, yo pensaba que era como Dios, como el alma, algo que nunca aparecía”, habría de advertir Foucault en la entrevista El espíritu de un mundo sin espíritu, realizada por Claire Briére y Pierre Blanchet en 1979.
Irán inventó el terrorismo islámico aún antes de la Yihad que haría de Al Qaeda y luego de ISIS, sus máximos representantes.
Hezbollah y Hamás son parte del mismo movimiento palestino, el primero surge en el Líbano en 1983 durante la guerra civil, el segundo en 1987 en Gaza; estas organizaciones se diferencian en la ubicación geográfica de su origen, así como en su comportamiento terrorista: Hezbollah surge como partido político, por lo que quizá es la agrupación terrorista que tiene más influencia teórica de la ideología marxista y de la guerrilla argelina en la práctica, mientras que Hamás es un grupo extremista cuya resistencia casi no tiene una metodología doctrinaria, lo que desmiente el supuesto ideológico del terrorismo como si fuera característica imperdible en todos los casos.
Si se analiza con cuidado, se puede observar que no todo el movimiento palestino es terrorista, fueron distintas facciones que tenían más una estructura de guerra de guerrillas, no fue sino el grupo de Yasser Arafat el que llegaría al extremismo terrorista y a sentar las bases para la llegada de Hezbollah, un Arafat anti sionista que rechazó a los sirios, mientras que Hamás los acogió.
Los movimientos palestinos y su influencia en el terrorismo yihadista global
La trascendencia de los movimientos palestinos es su idealización y extremismo global: desde el levantamiento iraní de 1979 que dio paso al Ayatola Jomeni y que se mantiene en la figura dictatorial, aunque aprobada por el supuesto clamor democrático del Ayatola Alí Jamenei, hasta la influencia palestina en los movimientos extremistas de la yihad islámica que dio surgimiento a Hezbolah y Hamás; ambas organizaciones influyeron en Los Talibán, Al Qaeda e ISIS, así como también lo hicieron en América Latina en la década de los 70s a través del Ejército Rojo Japonés y del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), encabezado por el venezolano Illich Ramírez, “Carlos, El Chacal”.
Por eso Irán representa tanto para la antigua fórmula del terrorismo: Hezbolah surge en 1983 y Hamás en 1987, prácticamente simultáneos, pero ambas organizaciones influyeron directamente en Al Qaeda, que surge a partir de 1988 y se consolida en 1990, así como en Los Talibán surgidos en 1994 y posteriormente, en ISIS.
A continuación, presentamos algunos esquemas: el primero, muestra la proyección de los movimientos palestinos, mientras que los otros dos, algunos escenarios de objetivos terroristas.
Dra. Yuriria Rodríguez Castro (01 Jul 2025), México






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